viernes, 30 de octubre de 2009

NO PODEMOS CON NUESTRAS COSTUMBRES

Opinión (La Prensa, 10/30/09)
AYER Y HOY
CONFLICTO, FIESTA Y VOTO
Fernando Cajías de la Vega

Una de las muy buenas noticias que recibimos todos los bolivianos en las últimas semanas ha sido la masiva inscripción de bolivianas y bolivianos, tanto en el interior como en el exterior del país, para ejercer su derecho al voto, lo que muestra una sociedad con una alta madurez democrática y un enorme deseo de participar.
Contrariamente al veredicto de ilustres técnicos extranjeros que consideraban imposible llegar a la meta fijada, contra todo pronóstico se sobrepasó la meta, gracias a una eficiente labor de la Corte Nacional Electoral, de las cortes departamentales y oficinas instaladas en el exterior, pero sobre todo al enorme entusiasmo manifestado por la ciudadanía boliviana.
Por supuesto que la noticia, además de alegrar, no deja de motivar muchas reflexiones para explicar por qué una sociedad tan conflictiva como la boliviana sea tan disciplinada a la hora de tener que votar, porque no es la primera vez que los corresponsales de guerra se quedan frustrados ante la decisiva y disciplinada decisión de los bolivianos de votar.
Precisamente, en el marco del IX Encuentro de Historiadores e Intelectuales de Bolivia y Chile que se realizó en La Paz, hace unas semanas, varios colegas chilenos solicitaron al conferencista boliviano Fernando Mayorga que les brinde una explicación, ya que, proporcionalmente hablando, la participación electoral en Bolivia era bastante mayor que en Chile, considerada una de las democracias más institucionalizadas.
Fernando Mayorga respondió con toda sinceridad que no había una única explicación definitiva y que sólo se animaba a dar explicaciones probables. Una de ellas, según su parecer, es que los bolivianos, pese a estar constantemente enfrentados, desean que las soluciones lleguen por la vía democrática.
Otra explicación, aunque no la más importante, es que existe la obligatoriedad del voto, pero, como él mismo recordó, todos saben que las sanciones sólo duran una semana o un poco más.
Sin desconocer estas dos explicaciones que indudablemente explican una parte del afán de votar, la que apoyo es la que arrancó las risas del público, pero que contiene una gran verdad. Dijo Mayorga que está probado que a los bolivianos nos gustan tres cosas: los conflictos, la fiesta y votar.
Lastimosamente, ya sea por gusto o por tradición casi genética, nuestra sociedad es una sociedad muy conflictuada; no hay día que no pase sin algún conflicto. En lo que se parecen los conflictos es en que todos tienen el mismo plazo para su solución. “¿Cuándo? ¡Ahora!”.
Felizmente, por contraste, amamos la fiesta, en la que, por lo menos al principio, todos nos amamos, vivamos a Bolivia; declaramos tregua aunque se caiga el mundo, bailamos como si fuera la última vez. Es cierto que algunas veces los conflictos terminan en fiesta y las fiestas en conflicto, pero en general la fiesta es nuestra catársis.
La otra gran virtud es el amor al voto, en pocas ocasiones se ve tanto orden y disciplina, fiebre que llegó hasta nuestros emigrantes en el exterior que incluso llegaron en buses desde lugares lejanos para lograr su inscripción. Disciplina que se conserva sagradamente hasta el inicio del conteo; luego para unos será la fiesta y para otros, el conflicto. Pase lo que pase, con esta histórica inscripción, hemos dado al mundo un testimonio que aquí, pese a todos los contrastes, creemos mucho y hasta exageradamente en la democracia.

* Historiador y catedrático
fundahck@acelerate.com

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