martes, 27 de abril de 2010

CUMBRE MUNDIAL - TIQUIPAYA

Opinión - La Prensa
SIN-CUENTA
De pollos a planta nuclear
Iván Arias Durán | Actualizado 25/04/2010

El despacho de Erbol con relación a las aseveraciones del presidente Morales en la Conferencia Climática señalaba que “repitió un prejuicio, superado hace muchísimos años por la ciencia, respecto de los gays cuando dijo que éstos son producto del consumo de los pollos alimentados con hormonas femeninas. No sólo eso, mandó a la Coca-Cola, paradójicamente la bebida más consumida en la Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático, al mismo baño al indicar que esta gaseosa transnacional “sólo sirve para destapar inodoros”. Durante su intervención en el inicio de la Conferencia, Morales dijo que es preferible consumir chicha (bebida elaborada con maíz) antes que la Coca-Cola (gaseosa que tiene su origen en EEUU) y usar vasijas de barro en vez de los platos de porcelana, productos que hacen daño a la salud y a la tierra, respectivamente”.
Como sabemos de los resultados de tan costoso evento, los bolivianos y el mundo, no estamos hablando sino de los dislates arriba mencionados. No me sumaré a la jocosidad analítica de éstos porque ya se ha gastado mucha tinta sobre la rebautizada “Cumbre Mundial del Pollo y la Coca-Cola en su Clima” (CMPCC). Debido a la publicidad que recibió el evento, los medios no le dieron mucha bola a los jueguitos de guerra a los que están queriéndonos empujar los rusos. Según el embajador de Rusia, Leonid Gólubev, este país ofrece al Gobierno la instalación de una planta nuclear y misiles en el marco de una nueva etapa de relación bilateral, hecho que confirmó el vicepresidente Álvaro García Linera.
¿Misiles y planta nuclear? ¿Para qué? ¿A dónde estamos apuntando? ¿Queremos hacer de Bolivia el Irán de Sudamérica? Esto sí suena no sólo serio, sino repreocupante, ya que —más allá de las afirmaciones graciosas— pareciera que nuestros gobernantes, o por lo menos una parte de ellos, han decidido jugar con fuego. Revisando el artículo 10 de la nueva CPE, establece que “Bolivia es un Estado pacifista, que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz, así como la cooperación entre los pueblos de la región y del mundo, a fin de contribuir al conocimiento mutuo, al desarrollo equitativo y a la promoción de la interculturalidad, con pleno respeto a la soberanía de los Estados”. En su segundo inciso reitera que “Bolivia rechaza toda guerra de agresión como instrumento de solución a los diferendos y conflictos entre Estados”.
Si eso señala nuestra Constitución, ¿para qué pretender gastar más de 150 millones de dólares en compra de armas y misiles? ¿No se debería más bien pensar en el reciclaje de las FFAA para que dejen de ser soldaditos de papel y pasen a convertirse en verdaderos impulsores del desarrollo nacional a través de la capacitación técnica y de la investigación? ¿Estamos todavía con la peregrina idea de convertirnos en una potencia militar en la región? ¿A qué precio y a qué santo?
Es bueno recordar a nuestros gobernantes, que se declararon admiradores de Sun Tzu y de su libro El arte de la guerra, que la obra no es únicamente un libro de práctica militar, sino un tratado que enseña la estrategia suprema de aplicar con sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de confrontación. Es un libro para comprender las raíces de un conflicto y buscar una solución. Dice en una parte que “en la guerra, si no conoces a los demás ni a ti mismo: correrás gran peligro en cada batalla”. Por ello, Sun Tzu nos dice que el arte de la guerra consiste en que “la mejor victoria es vencer sin combatir, y ésa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante”.

Ciudadano de la Rep. de Bolivia

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