miércoles, 16 de diciembre de 2009

OPOSICION DE AQUI HASTA ABRIL

Editorial / Editorial

La oposición en la hora crucial

Según los cómputos al 99,23% de los votos, la oposición en conjunto suma el 35,91%. El MAS tiene, pues, una contraparte a la que deberá considerar para una mejor convivencia política. Y la oposición haría bien en articularse, incluso, con miras a las elecciones de abril.
L a oposición partidaria colapsó en las elecciones generales del primer domingo del mes, porque no supo ver que al frente tenía un rival de excepcional magnitud y, en vez de presentarse con una candidatura única, optó por la dispersión, algo que puede ser interpretado de distintas formas, una de las cuales fue su clara falta de discernimiento y de olfato instintivo —siquiera de sobrevivencia— con el tiempo político que vive el país.
Los lideratos que pugnaron en la contienda mostraron o viejas prácticas o inexperiencia. Pero la política es una ciencia, no un acto de buena voluntad o de empecinamientos personales. Hay algo más de todo esto, en la praxis tienen que entenderse las realidades concretas, que están visibles para muchos, aunque para los opositores luce como irrelevante.
Podría también anotarse que la oposición partidaria carece de recursos, de innovación, en sus posturas. Las campañas electorales que realizó, aunque ciertamente mínimas —por falta de medios financieros, dijeron— pudieron ser mucho más efectivas, si acaso incidía en las insuficiencias e incluso errores en que los comentaristas y analistas le atribuyen haber incurrido al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), en sus cuatro años de gestión, ciertamente plagada de conflictividad.
De acuerdo con el cómputo virtualmente final de los resultados electorales, pues llegó a contabilizarse el lunes hasta el 99,23% de los votos emitidos, Evo Morales fue reelegido como Presidente de la República para la gestión 2010-2015. Sorprendentemente, en lugar de disminuir —desgaste, por medio, como ocurre casi inevitablemente durante una gestión— la votación que obtuvo en diciembre del 2005, se elevó en más del 10%: del 53,70% al 64,08%
En cambio, las candidaturas opositoras se debatieron en cifras que, inequívocamente, conducen a la sepultura política. La de Manfred Reyes Villa, postulada por la sigla PPB-Convergencia Nacional, apenas alcanzó el 26,59%. Más penosa aún resulta la votación alcanzada por Samuel Doria Medina y su partido —Unidad Nacional (UN)—, que lindó prácticamente en la nadería, al haber obtenido el 5,65%. Por último, René Joaquino, con su minipartido Alianza Social (AS), apenas tuvo el 2,34%. De las restantes cuatro “candidaturas” para qué hablar, no llegaron ni al 1%.
De haber unido sus adherencias, porque se entiende que todas eran postulaciones opositoras, el frente pudo conseguir por lo menos una respetable votación, superior al 30%. Según los números conocidos, exactamente, suman el 35,91%.
Por este ejercicio, el MAS no tendría que subestimar que el total de la oposición —contando con los votos blancos y nulos que habrá que tomar como de distanciamiento o rechazo al partido oficialista— pasa del 40%. Dependerá, pues, de su accionar en el próximo segundo mandato que se consiga una mejor convivencia política en Bolivia. Lo que, claro, implica también a los opositores, los que harían bien en articularse.
La lección de este proceso está ahí, expuesta, al alcance de quienes deseen aprenderla. La prueba de fuego al respecto se verá en las elecciones municipales y prefecturales. Por lo pronto, según los trascendidos, la idea no es, precisamente, la de articular; da la impresión de que surgirán candidatos al por mayor, los que no harán sino debilitarse una vez más.

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