viernes, 15 de enero de 2010

LA IMPORTANCIA DE LAS ELECCIONES EN CHILE

Chile, hora cero - Columnistas La Razon Enero 15
Jaime Iturri Salmón*

Sebastián Piñera es un hombre muy avaro. Lo voy a demostrar con un ejemplo: él tiene los brazos muy cortos, por ello, las camisas estándar le quedan grandes en las extremidades superiores. Para un hombre que ha acumulado mil quinientos millones de dólares en sus cuentas, debería ser muy fácil contratar a un sastre para que le arregle las camisas. Pero no, el candidato de los pinochetistas en Chile prefiere doblar las mangas. ¿Puede entonces hablar de generar empleo un hombre que ni siquiera contrata a una modista para que le arregle las camisas?
Lo que pasa es que el arreglo de esa prenda de vestir no reportará ninguna ganancia de inmediato en las cuentas de Piñera y para un empresario como él todo es negocio. Lo será también la presidencia de Chile si es que este domingo llega a obtener la mayoría.
Felizmente, todavía nos queda la esperanza, ya que Eduardo Frei casi lo ha empatado. Tengo fe de que frente a la papeleta el elector chileno recuerde lo que hizo Pinochet y el neoliberalismo y vote por la Concertación, cuyos logros en materia social los últimos 20 años son innegables.
No hubo elecciones más reñidas desde aquellas históricas del año 70 en que el pueblo logró que Salvador Allende subiera al poder. Y éstas pueden ser tan históricas como las del hombre que prefirió morir en la Alameda antes de rendirse a los gorilas.
Sea cual sea el resultado del domingo, la izquierda deberá replantearse el panorama y su futuro. Primero, porque creo que la transición ha llegado a su fin y se requieren nuevas metas y, sobre todo, programas no sólo inclusivos sino de masiva participación popular.
Por otra parte, Frei fue un mal candidato, básicamente porque no hubo primarias en la Concertación, no se tomó en cuenta el deseo de los militantes. En eso hay mucho que aprender de Estados Unidos. Sin primarias no sería Barack Obama el actual presidente y, con este tipo de elección, el candidato de los progresistas sería mucho más joven y atraería más votos, sobre todo en los nacidos en las últimas décadas del siglo que se fue.
A Bolivia, la victoria de Piñera inviabilizaría cualquier posibilidad de retorno al mar. Él es el hombre de los militares más derechistas y hasta les ha prometido dar amnistía a los 200 milicos torturadores presos en el país de Neruda. Con la Concertación, el actual Gobierno boliviano se llevó bien y habría mucha mejores posibilidades de esperar el fallo de La Haya para poder acceder al Pacífico a través de un puerto en la frontera chileno-peruana.
Mientras tanto, es una pena que no exista reelección en el vecino país porque los chilenos van a extrañar a Michelle Bachelet. Su fuerza, su firmeza y su apuesta por los más pobres, espero, le permitirán regresar a la presidencia en unos años más. Bachelet fue muy amiga de Bolivia y cuando los separatistas del oriente la fueron a visitar los mandó de paseo, pero además siempre estuvo dispuesta a reforzar comercio y cooperación.
¿Y que pasaría si gana Sebastián Piñera? Pues, como lo dije a una amiga chilena, habrá que recordar la frase de Pablo Neruda, que tantas veces he citado: “podrán cortar miles de flores, podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”; o sea que se vendrían tiempos de resistencia para evitar que, como con Pinochet, los ricos, Piñera entre ellos, se vuelvan más ricos y los pobres más pobres.

*Jaime Iturri Salmón
es periodista.

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