lunes, 26 de julio de 2010

La más desigual entre las desiguales

Editorial La Razon La Paz 26 de Julio 2010
La Bolivia desigual

El último informe del PNUD alerta de una realidad que está lejos de cambiar: la región de América Latina y el Caribe es la más desigual de todas en el mundo. Y, dentro de esa gran mancha de desigualdad, en el primer lugar, completamente tiznada, aparece Bolivia. De nuevo, un ranking deja mal parado a nuestro país. ¿Causa perdida o momento para un cambio de timón? Como Latinoamérica es la región más desigual del planeta, sus autoridades tienen la obligación de trabajar por revertir esa lacerante situación. Cualquier razonamiento lleva a la conclusión de que ésta debe ser una prioridad entre las políticas de desarrollo en los países del tercer mundo.

Sin embargo, conviene anotar que las estrategias implantadas, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, para reducir los niveles de desigualdad han sido un rotundo fracaso. Ninguna receta, con más o menos ingredientes para obtener, especialmente en las décadas del 80 y el 90, una sazón capitalista, dio resultados. Hoy en día, los remedios socialistas tampoco parecen darle en el clavo.

El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo presentado recientemente en San José de Costa Rica es elocuente: 10 de los 15 países más desiguales están en esta parte de la región. El índice medido en esta oportunidad por el PNUD se halla relacionado con la pobreza y con el crecimiento económico; por eso preocupa y exige acciones inmediatas.

Contrariamente a lo que muchos creen, con el desalentador panorama de la desigualdad no sólo se exponen las condiciones económicas en las que viven millones de familias, sino también se desvela una realidad política y social —determinada por factores históricos— que genera un acceso inequitativo a la representación institucional.

Una de las recomendaciones del PNUD se concentra en la necesidad de “romper el círculo vicioso de la desigualdad” atendiendo los factores relacionados con el ámbito de los hogares, pero “también aquéllos vinculados con la calidad de la representación política y el funcionamiento del sistema de participación en las decisiones de interés público, así como los factores que determinan la fortaleza del Estado y la eficacia de los instrumentos que éste tiene a su disposición”. Insiste, asimismo, en que la democratización de las esferas de poder es una condición indispensable para el desarrollo humano.

Si bien se han registrado avances sociales, éstos no son suficientes. Bolivia, la más desigual entre las desiguales, tiene a miles de sus habitantes sobreviviendo con un dólar o menos al día. Ante semejante aberración, debe enfocar sus políticas públicas a la reducción de la pobreza. Esto implica, entre otras cosas, una mejora de la calidad de su representación política, como señala el informe.

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